Se quejan varias ministras de que a doña Trinidad Jiménez la denomine "señorita Trini" don Alfonso Guerra. Lo consideran todo un agravio sexista. Y ven discriminatorio que no hable del "señorito Tomás". Es posible, pero también pienso que entre ambos casos hay grandes diferencias:
1- El candidato Gómez no ha hecho campaña utilizando, en diminutivo, su nombre propio. No he visto carteles con 'Tomy puede' o 'Toma partido por Tomy' por la calle. Y sí muchos con el 'Trini puede' o 'Espe está que Trini' lanzados por el equipo de campaña de la ministra.
2- El candidato Gómez ha hecho un discurso que apelaba a razonamientos. A la candidata Jiménez le he escuchado decir que "quiero llegar al corazón de todos los militantes madrileños". ¿Se trataba de seducir o de convencer a los votantes?
3- El candidato Gómez no ha hecho su campaña de la mano del presidente del Gobierno, ministros y el aparato del partido. La candidata Jiménez ha promovido esa imagen de 'mimada' del partido, que no ha tenido Gómez ni de lejos.
En este contexto hay que enmarcar unas declaraciones que sólo se han criticado en la superficie. En esta campaña, Tomás Gómez no ha ido de señorito. Si hubiera jugado esas bazas, sería lógico que hablaran de él en esos términos. Aferrarse en este caso a la discriminación por razón de sexo supone no haber entendido el mensaje... o no querer entenderlo, con toda la carga irónica de Alfonso Guerra.
